Marc Chagall decía que el arte es un estado del alma, y Picasso, que quita el polvo a las almas. Así que yo, que quiero imaginarme feliz, limpio mi alma de polvo y me he convertido en artista plástico. Primero por necesidad, y después porque de la necesidad me he creado obligación, ocio y disfrute.
Soy una persona reflexiva, analítica y permeable a las emociones. Mis obras pueden parecer organizadas o caóticas, pero sin duda, son sinceras. Hablan de mí, mis sensaciones, mis miedos y mis problemas como individuo social.
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